domingo, 14 de marzo de 2010

Cuando nos animamos a pensar diferente, aparecen soluciones diferentes. A veces para llegar a un lugar hay que dar rodeos, ir y venir. En general, sólo confiamos en nuestros ojos, cuando en realidad tenemos más sentidos. A veces no es viendo, sino tocando, oliendo, escuchando o degustando que se resuelve algo. Entendemos las palabras de una sola manera. Una "eminencia" es un hombre, para todos. ¿Por qué una eminencia no puede ser una mujer? Dejar de lado la única manera que tenemos de ver el mundo. Bueno, de eso se trata el pensamiento lateral. Nada tiene una única solución. No todo es lo que vemos por los ojos; por algo tenemos otros cuatro sentidos más. Simplemente tenemos que animarnos a usarlos y aprender a ver, a ver con los otros sentidos. No todo es lo que vemos con los ojos. Siempre hay más, mucho más. Simplemente hay que aprender a ver.

Cuando no sabés a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo irse y dejar todo lo que de verdad amas da miedo volver porque no sabes con lo que te podes encontrar. Hasta las preguntas y las respuestas dan miedo. Creo que si no sabés hacia donde vas, lo mejor es quedarte y estar segura de lo que elegis A veces hay que desprenderse , y como una pluma, dejarse llevar por el viento,yo quiero irme para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso, es necesario NO tenerle miedo a irse, ni a volver. Porque estamos en una mezcla de caminos que van y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, entonces ahi hay que pensarlo DOS veces,por eso decidi pensarlo mejor.



martes, 2 de marzo de 2010

Es injusto el hecho de que cuando somos felices no nos damos cuenta. Deberíamos poder vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos en que nos haga falta pudiéramos agarrar un poco, de la misma forma que guardamos cereales en la alacena o como los repuestos de papel higiénico, por si se acaba.
Si el Norte fuera el Sur, seria la misma porqueria.

lunes, 1 de marzo de 2010

El tiempo me enseñó que desconfiara de lo que el tiempo mismo me ha enseñado. Por eso a veces tengo la esperanza que el tiempo pueda estar equivocado.