sábado, 13 de febrero de 2010

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario